Mucho se ha hablado de innovación en productos, servicios y procesos…pero ¿qué pasa con la innovación en las organizaciones? Proyectamos oficinas que fomenten la participación, definimos modelos de gestión de talento y se nos llena la boca hablando de liderazgo…pero esto no deja de ser una “capita” superficial de pintura; seguimos trabajando con la misma estructura piramidal de hace veinte años.

Nos la seguimos jugando a la carta del gerente poseedor de todo conocimiento que será capaz la decisión adecuada en el momento oportuno. Las organizaciones orientadas al control se estima que dedican entre un 20-30% de su tiempo a controlar lo que hacen sus subordinados. Por otra parte son legión los empleados y directivos que a pesar de sus brillantes capacidades ven anuladas sus propuestas o iniciativas. Frases tales “esto siempre se ha hecho así” o “tú estas aquí para hacer, no para pensar” nos son más que familiares. ¿Para cuando organizaciones basadas en la confianza?

Steve Jobs decía:

No tiene ningún sentido contratar a gente inteligente y después decirles qué hacer; contratamos gente inteligente para que nos digan lo que hacer.”

El planteamiento supone un cambio de paradigma y a Apple no le está yendo nada mal.

Ignacio Martín, experto en liderazgo, lo expresa de la siguiente manera:“El liderazgo individual creador de dependencias debe permitir emerger un nuevo liderazgo colectivo y responsable. Y todo ello implica necesariamente una nueva concepción de la empresa y del papel de los trabajadores. Una concepción basada precisamente en la confianza. Pero no en la confianza de muchos en la capacidad de unos pocos escogidos, si no en la confianza de todos en las capacidades de todos.”

Esta más que demostrado que la competitividad sostenible en el tiempo pasa por la innovación y la innovación, por la confianza en el talento y las aptitudes individuales y colectivas de los empleados más allá jerarquías. Si esto es así, ¿para cuando un cambio de rumbo?