Transformación digital, un viaje en el que estás o ya vas tarde.

La transformación digital está de moda. Hay mucho interés por el tema: conferencias, artículos, fórums… pero el que todavía no se ha puesto a ello, anda perdido y sin saber por dónde empezar.

Dependiendo qué actor del ecosistema hable, constatamos que se pone el foco en unos aspectos u otros de la transformación digital; todos ellos son ciertos, pero a mi entender, incompletos y al mismo tiempo inducen a cierta confusión. ¿Va esto de adquirir tecnología y ya está? ¿Monto un e-commerce y ya estoy digitalizado? ¿Creo una app?

La transformación digital podríamos definirla como la realineación o inversión en nuevas tecnologías, modelos de negocio y procesos para capturar y entregar de valor a clientes y empleados compitiendo más eficazmente en una economía digital en constante cambio. Voilà, ya tenemos la foto completa. ¿Y ahora qué?

Lo primero es poner en el centro la Propuesta de Valor a entregar a los Clientes. El café para todos pasó a la historia. ¿Sabemos lo que quieren, cómo lo quieren, cuando lo quieren, donde lo quieren? ¿Somos capaces de intuir lo que querrán?

Las propuestas de valor a los clientes hacen de disparador: la integración de la tecnología en la propuesta de valor deja caducos modelos de negocios e inoperativos los procesos y, a su vez, el replanteamiento del modelo de negocio nos lleva a invertir en tecnología y replantearnos los procesos si queremos ofrecer la nueva propuesta de valor.

La transformación involucra varios elementos que a su vez se interrelacionan entre ellos provocando nuevos movimientos:

  • Datos y Analítica. Lo acuñan como el “nuevo oro”. El cómo una compañía obtiene datos, mide iniciativas, extrae insights, y lo introduce todo ello en la organización.
  • Integración de la tecnología que une grupos, funciones y procesos. Y hablo de integración que no de implementación.
  • Experiencia de cliente, definiendo procesos y estrategias dirigidos a mejorar los puntos de contacto con el cliente durante su customer journey. Ya no se trata de proporcionar un producto o servicio a nuestro cliente, que también; el objetivo es proporcionar una vivencia, una experiencia memorable.
  • Personas y operaciones: la transformación digital no sucede sola. Requiere de liderazgo por parte de la dirección, requiere de personas con funciones y responsabilidades bien definidas y diferentes a las actuales, requiere de formación y de una estructura organizativa diferente y todo ello, bien definido y estructurado en una hoja de ruta y con un presupuesto asignado.

Algunos están tratando de transformar digitalmente únicamente lo que podría llamarse la frontera, los bordes del negocio dejando al margen el core. Esto viene a ser como meter el pie en el agua de una piscina o tirarte a la piscina de lleno. En esto de la transformación digital no hay medias tintas. Se debe abordar progresivamente, sí, pero la ventaja competitiva viene por abordar la transformación digital de toda la empresa.

¿Y por qué hacer todo esto? Simple y llanamente para poder seguir compitiendo en el mercado. Esto ya no es cosa de cuatro freaks, o algo que sucede en Silicon Valley. Esto ya está, y si no estás, es que ya vas tarde.

Debemos acostumbrarnos a vivir en el cambio de manera permanente, abiertos al mundo y lo que sucede en términos de tecnología y tendencias del mercado haciendo evolucionar nuestras propuestas de valor, nuestros modelos de negocio, nuestra organización, poniendo en el centro a nuestros clientes.

Y quiero apuntalar una idea. Pasar del modelo clásico de empresa a un modelo de empresa innovador y adaptivo tiene riesgos y por ello, no debemos improvisar. Hace falta un plan de transformación digital, concreto y definido, con un presupuesto asignado y fuertemente liderado desde la dirección de la organización. Nadie dijo que el viaje fuera fácil, pero desde luego, sí apasionante.