Si nos planteamos realizar un mapa de ideas asociado al concepto “Gestión empresarial”, en pocos segundos alguien dirá “Control”. Una empresa gestionada es aquella que controla su modelo de negocio y el entorno para mantener y conseguir ventajas competitivas…pero la coyuntura económica y tecnológica actual han hecho saltar las costuras. Todo el suelo se mueve y más que nunca parece ser más necesario gestionar la incertidumbre que mantener el control sobre lo incontrolable.

A lo largo de mi vida profesional he constatado que uno de los activos más importantes que uno puede ofrecer es la “certeza” y todos aquellos modelos de negocio que venden certidumbre son una mina de oro.

Pero la incertidumbre no es necesariamente mala. Proporciona valor a nuestros proyectos empresariales porque nos ayuda a ser más dinámicos, a salirnos fuera de la caja, a ser más creativos, a replantearnos soluciones y modelos de negocio que en otro momento nos hubieran parecido de locos y desde luego a no dormirnos en los laureles.

Cuando una empresa entiende el potencial de este elemento y navega con él en lugar de “jugar contra él”, aprende como empresa, gana en inteligencia a base de prueba y error. Y es que los errores no nos gustan a nadie pero son fuente de posibles escenarios y soluciones empresariales que nunca hubiéramos vislumbrado si no nos hubiéramos equivocado.

Ante la incertidumbre, muchas empresas se sientan a esperar días despejados y soleados que muestren el rumbo a tomar…lo siento mucho, eso ya no va a pasar y además habrán desperdiciado un tiempo precioso. Actúen, aprendan y ajusten midiendo la desviación del resultado esperado, construyan a partir de lo aprendido y vuelvan a actuar. No hay atajos.