Colaboración es una palabra de plena actualidad. Sin embargo, la mayoría de las iniciativas de colaboración empresarial quedan en nada. Os suena, ¿verdad?

Si colaborar entre empresas que compiten en distintos mercados y sectores es complicado, colaborar entre empresas que compiten dentro de un mismo sector parece misión imposible salvo que se trate de juntarnos para actuar como lobby y defender nuestros intereses ante un cambio de regulación en el sector, por ejemplo.

Soy firme defensora de la colaboración pero siempre he defendido que colaborar por colaborar no tiene sentido y es una pérdida de tiempo. Ya, ¿y entonces qué? – me diréis.

Creo en la colaboración cuando hay proyectos de valor concretos entre empresas que colaboran para al mismo tiempo seguir compitiendo. (Coopetición) Creo en la colaboración cuando hay una estrategia firme y decidida de la que todos participan y en la que están dispuestos a dar con generosidad en aras de un beneficio mayor.

En los proyectos de colaboración hay varias claves.

  • Personas.

Porque sin personas no hay proyecto. Y necesitamos personas que sepan leer el mercado, que entiendan y conozcan la cadena de valor para alterar modelos de negocio, personas innovadoras, que piensen diferente y suelan ir contracorriente. Porque las estrategias ganadoras no pasan por hacer lo mismo; sino lo diferente.

  • Relaciones de confianza.

Construirlas lleva su tiempo y para ello hace falta “rozar”, conocernos, exponernos e involucrarnos.

  • Proyecto(s).

Que responda(n) a una estrategia, de acuerdo a unas reglas de juego concretas y concisas, con un presupuesto asignado y lideradas. Sin líder, todos tenemos la tendencia de arrimar la ascua a nuestra sardina y aquello se convierte en un coche sin dirección.

En España, con un tejido empresarial de pyme de tamaño pequeño mayoritariamente, la colaboración se hace imprescindible si queremos mejorar la competitividad. Donde antes había asociaciones ahora hay clústers, pero ¿son clúster todos los clústers que existen? ¿Qué valor aportan?

Para aquellos que quieran profundizar más en el tema os recomiendo el libro de Joan Marti, Clústers, un libro que aporta visión y dirección.